Ayer visitamos Quart Jove, un centro que desde la concejalía de juventud de Quart de Poblet, ofrece espacios y recursos a los jóvenes del pueblo para que propongan, creen y participen en actividades culturales, aumentando de esta forma sus posibilidades de crear cultura, de hacer cultura, de hacerla suya.
Normalmente desde las instituciones públicas no se suelen ofrecer posibilidades de que las iniciativas partan de los mismos jóvenes o adolescentes, por lo que esta manera de trabajar (o por lo menos el punto de vista que ayer se nos presentaba) me pareció muy interesante, ya que ofrece la oportunidad de promocionar otro tipo de cultura, no únicamente la alta cultura, o lo que se considera cultura de forma "oficial"; sino la cultura que parte de los mismos jóvenes, de sus intereses, sus maneras de entenderla, de entender el mundo, sus experiencias, su forma de expresarse o de comportarse, lo que los une y lo que los diferencia.
En definitiva, es una forma de darles voz, para que sean ellos mismos los que decidan qué hacer o cómo hacerlo, para que después esta voz pueda ser escuchada para que sus aportaciones contribuyan a la creación y transformación de la cultura. Es una forma de entender la cultura como cultura popular, aquella que parte del pueblo, de la gente, de las clases populares y no de las élites.
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