Una de las partes más importantes en la realización
de un proyecto es la evaluación. A la hora de elaborar un proyecto
socioeducativo, no podemos olvidarnos su diseño, ya que para conseguir una
correcta evaluación de nuestro proyecto, ésta deberá de ser planificada con
anterioridad.
Una vez tengamos claro lo anterior, nos puede surgir
una pregunta: ¿Qué entendemos por
evaluación?
Básicamente, la evaluación son un conjunto de
técnicas o métodos que nos ayudarán a obtener información sobre nuestro
proyecto, su puesta en práctica, su calidad y sus logros; en vistas a poder
conocerlo y analizarlo con mayor profundidad y poder mejorarlo cuando sea
necesario.
Según Tyler (1950), la evaluación de un proyecto
trata de medir hasta qué punto se consiguen los objetivos, o si se han
conseguido los efectos previstos. Esta perspectiva se centra, por tanto, en el
grado de eficacia de nuestro proyecto, y requiere de una evaluación lo más
objetiva posible.
Ante esta manera de entender las evaluaciones de
proyectos que trabajan con personas, han surgido algunas críticas, como por
ejemplo que no es posible medir de forma objetiva los cambios en el
comportamiento de los grupos, o que se debería tener en cuenta a los
destinatarios de la forma más integral posible, pues al fin y al cabo son ellos
los verdaderos productores del programa y no podremos realizar una evaluación
verdaderamente fiable sin que atienda a sus cambios, sus evoluciones y sus
procesos.
Scriven (1976), entendía la evaluación como una valoración, un proceso mediante el
cual estimamos el valor o mérito del objeto que estamos evaluando, en este caso
nuestro proyecto. Lo importante será, por tanto, valorar el cumplimiento de los
objetivos, centrarnos en qué hemos provocado con nuestro proyecto.
Ahora que hemos tomado cierto contacto con el
concepto de evaluación, vamos a comentar algunos aspectos importantes relativos
a su diseño:
-
Es
preferible utilizar instrumentos cualitativos que cuantitativos, aunque los
complementemos con datos numéricos, pues de esta forma podremos realizar nuestra
evaluación otorgando más valor al contexto y a la dimensión humana, ya que
mediante datos subjetivos nos será más fácil obtener información sobre los
procesos y no centrarla únicamente en los resultados, susceptibles de ser
medidos con indicadores objetivos que podrían no representar la realidad de
manera integral.
-
Hay
que recordar en todo momento la importancia de evaluar todo el proceso y no
centrarnos en el final o en los resultados obtenidos, aunque parezca que puedan
ser lo más fácil de evaluar.
-
La
evaluación ha de abarcar tanto los aspectos previstos del programa como todos
aquellos que no esperábamos.
-
La
evaluación tiene que realizarse desde todas las perspectivas para que tenga la
suficiente profundidad y valore todos los puntos de vista. Para ello, debemos
dar voz a todos los participantes del proyecto mediante técnicas como la
triangulación.
A la hora de preparar la evaluación de nuestro
proyecto, también es importante tener en cuenta que deberemos especificar que
técnicas e instrumentos vamos a utilizar y a quién vamos a evaluar. Algunos de
los más utilizados son:
-
Entrevista
(estructurada, semiestructurada, libre o abierta).
-
Cuestionarios (cerrados, abiertos o mixtos).
-
Observación:
la cual podremos realizar mediante sistemas narrativos con registros como
diarios, anecdotario o notas de campo; o mediante sistemas categoriales, dónde
se establecen previamente unas categorías a observar con una serie de ítems
para ver si se cumplen.
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