Hace
unas semanas tuvimos la suerte de presencia en nuestra clase de Acción
sociocultural y educativa una magnífica exposición por parte de unas compañeras
de nuestra misma aula. Su proyecto consistía en un taller artístico, en
concreto la pintura. A través de las artes crearon un proyecto intergeneracional
entre alumnos y alumnas de bachiller con señoras de la tercera edad.
El
proyecto lo realizaron en varias sesiones, en la primera de ellas pidieron a
los adolescentes y mayores anteriormente
citados que escribieran un pequeño relato de una experiencia vivida durante su
adolescencia. La segunda parte se basaba en intercambiar los relatos, el joven recibía un
relato de una persona de la tercera edad y la persona de la tercera edad un
relato de un joven. Se trataba de que cada persona tenía que realizar un dibujo,
en este caso los jóvenes hacían el dibujo para una persona adulta y viceversa
al igual que con el relato. En concreto
quedaban emparejadas dos personas una joven y otra de la tercera edad, que no
se conocían de nada. Una vez finalizados los dibujos organizaron una exposición
que al mismo tiempo servía de encuentro intergeneracional, para que cada
persona conociese a la otra persona que le había hecho el cuadro.
Según
nos expusieron en clase, los participantes en dicho taller estaban emocionadísimos
por conocer a las personas que les habían realizado tanto el relato como el
cuadro, al finalizar todo el mundo expreso sus opiniones, respecto a cómo se habían
sentido, y para festejarlo organizaron una picareta con musiquitaaaaaaaaaaaaaa jejejejeje.
En
mi opinión me parece una idea muy bonita ya que considero que son contadas las
ocasiones que aprovechamos para parar el tiempo con personas mayores como
estas. En la adolescencia no solemos pensar estas cosas, pero luego nos damos
cuenta que hemos perdido la oportunidad de estar más con nuestros queridísimos abuelos
y abuelas. Yo particularmente no tuve la oportunidad ya que mis abuelos fallecieron
muy pronto y a una de mis abuelas no la llegue a conocer. A mí en especial siempre
me ha gustado rodearme de personas mayores, me gusta conversar con ellas, que
me cuenten sus historias de vida y sus batallitas de jóvenes, en definitiva me encantan
que me tramitan toda su sabiduría. Todavía recuerdo los chistes que me contaba
mi abuelo materno, era una pasada y las carcajadas de mi abuela cuando los
contaba. Desde aquí, aprovecho para mandarles un beso muy grande y decirles que
le echo mucho de menos. Os quierooooo
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